Inmaculada G. Mardones. «No hay nada que hacer». Así de contundente se muestra Margarita de Gregorio, responsable de geotermia de APPA, la asociación que agrupa a las empresas de energías renovables españolas, al requerirle si algún proyecto de generación eléctrica por geotermia podría concurrir a la subasta de energías renovables que prepara el Ministerio de Energía.

Aunque en los anuncios del departamento que dirige Álvaro Nadal ha reiterado que no se excluirá ninguna tecnología, lo que se conoce del borrador de la subasta recoge condiciones inasumibles por el estado del arte de la tecnología en España para la obtención de electricidad mediante la trasferencia del calor del subsuelo a turbinas situadas en superficie. México, Estados Unidos, Italia, Indonesia o Nueva Zelanda son los países punteros en el aprovechamiento de la geotermia. En España es inexistente.

De Gregorio sostiene que en ésta subasta como la del año pasado la retribución se aplica a instalaciones por tipo de tecnología comprometidas a determinada potencia instalada y a una reducción de costes convencionales en función de las horas de funcionamiento, costes de operación, capital inicial…. El problema es que si la instalación tipo (ITE) se fija en 20 euros por MW (por ejemplo), «la geotermia nunca sería subvencionable porque el coste equivalente superaría los 50 euros y sería imposible obtener ninguna ganancia de reducción de costes. De esta manera queda automáticamente excluida».

Cualquier parecido entre una instalación eólica y fotovoltaica con la geotermia es imaginario. De Gregorio se pregunta «¿cómo vamos a hablar del número de horas en funcionamiento, cuando la eólica sólo opera cuando sopla el viento y la voltaica de día (5.000 horas/ año, por poner una cifra), mientras la geotermia puede hacerlo ininterrumpidamente las 8.760 horas del año?».

Otro negocio

En este contexto la geotermia está condenada a no ir más allá de su aprovechamiento en la climatización de espacios y edificaciones. Es decir la de baja entalpía que sólo utiliza las  temperaturas del subsuelo próximo a la superficie, cuando en el resto de países europeos y la OCDE  operan instalaciones y se desarrollan proyectos para calentar y refrigerar barrios enteros y generar electricidad.

«Mientras la retribución no se aproxime a  los costes reales o se modifique el criterio de apoyarse en instalaciones tipo no hay nada que hacer. Ese escenario no tene nada que ver con nuestro negocio. Y eso lo saben en el ministerio».

Otro factor excluyente es la ausencia de proyectos suficientemente maduros para poder cumplir en plazo el famoso compromiso 20-20-20 de cubrir el 20% del consumo energético con energías renovables en 2020. Una instalación de generación geotérmica requiere plazos más prolongados que cualquier otra energía renovable. Al menos los que requieren la investigación y localización de yacimientos geotérmicos y su exploración para hacerlos económicamente viables.

APPA ha remitido ya sus alegaciones al borrador de decreto que regulará la subasta de energías renovables pero recelan de que se tengan en consideración en la redacción definitiva del decreto. En las imágenes, Margarita de Gregorio y energías en la red; fuente Aquí