Un nuevo informe explora el uso del calor natural geotérmico en la producción y procesado de alimentos

Para los países en desarrollo ricos en actividad geotérmica, el calor de la Tierra ofrece nuevas posibilidades para la agricultura

FAO

7 de abril de 2015, FAO, Roma – La energía geotérmica, el flujo de energía calórica que irradia del centro de la Tierra, ofrece oportunidades únicas para la producción y procesado sostenible y rentable de alimentos en los países en desarrollo, según un nuevo informe publicado hoy por la FAO.

En algunas economías en desarrollo, hasta la mitad de todos los alimentos producidos se pierde en la etapa post-cosecha, lo que se debe en parte a la falta de energía asequible para el procesado, según el informe FAO.Uso de la energía geotérmica en la agroalimentación. Esto hace que el uso de la energía térmica para el secado de los alimentos, la pasteurización de la leche y la esterilización, sea de especial interés para los países en desarrollo, donde el aumento del procesado de alimentos puede impulsar la seguridad alimentaria.

El secado puede prolongar la vida útil de alimentos nutritivos como pescado y hortalizas, y hacer que se encuentren disponibles a lo largo de todo el año, incluso en temporadas de sequía.

La energía geotérmica es también una fuente importante para calentar los invernaderos, los suelos y el agua para el cultivo de peces, añade el informe.

Los países en desarrollo que tienen mucho que ganar con el aprovechamiento de la energía térmica para la agricultura incluyen aquellos en el denominado Anillo de Fuego a lo largo de la placa del Pacífico, como México, Indonesia, Filipinas y varios de los situados en la costa del Pacífico de América del Sur. Lo mismo ocurre con Etiopía y Kenia en Valle del Rift de África, y países en transición en Europa del Este, incluyendo Rumania y Macedonia.

FAO.FAOA favor de la energía geotérmica

«Es una fuente de energía renovable, limpia y de bajo costo una vez realizada la inversión inicial para aprovecharla», asegura Carlos da Silva, economista especializado en agronegocios en la División de Infraestructuras Rurales y Agroindustrias de la FAO.

«Con el uso de una fuente de energía limpia, no sólo se hace frente a la cuestión de los costes sino también a los impactos ambientales de la producción y procesamiento de alimentos», según da Silva.

La agricultura consume energía por un lado, y por otro emite gases de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento global.

La investigación sugiere que el uso de la calefacción geotérmica para invernaderos disminuye las infecciones de hongos y reduce los costos de combustible hasta en un 80 por ciento, lo que supone un ahorro importante para los presupuestos de explotación.

Y mientras que el petróleo y el gas pueden resultar costosos y escasear en algunas partes del mundo, los cerca de 42 millones de megavatios (MW) de potencia que se calcula irradian desde el núcleo terrestre a 5 000 grados Celsius, no se agotarán en miles de millones de años.

«La energía geotérmica para la agricultura puede aprovecharse incluso en pequeña escala y contribuir significativamente a la generación de ingresos, la creación de empleo y la mejora de la seguridad alimentaria y nutricional en los países en desarrollo», añade Divine Njie, co-editor del informe y Director Adjunto de la División de Infraestructuras Rurales y Agroindustrias de la FAO.

De la electricidad a la agricultura

A nivel mundial, 38 países aplican actualmente la energía geotérmica en la producción agrícola y unos 24 países la aprovechan para generar electricidad, con Islandia, Costa Rica, El Salvador, Kenia, Nueva Zelanda y Filipinas cubriendo más del 10 por ciento de sus necesidades de electricidad con fuentes naturales de calor.

De los 23 países en desarrollo que utilizan la energía geotérmica, la mayoría la destina actualmente a calentar espacios y a fines recreativos como bañarse, dejando sin explotar su importante potencial para usos agrícolas.

Aún así, existen proyectos agrícolas geotérmicos exitosos en marcha en algo menos de la mitad de esos países, incluyendo los dedicados a la acuicultura, la agricultura y el procesado de alimentos.

Historias de éxito

Un proyecto financiado por el gobierno de Argelia apoya la construcción de granjas de peces que utilizan agua caliente de pozos de perforación para calentar estanques de tilapia. Las tres granjas construidas hasta ahora producen un promedio de 1 700 toneladas de tilapia al año.

Islandia -que cubre la mayor parte de sus necesidades de calefacción y electricidad con energía geotérmica- ha sido líder en el uso de esta energía para la agricultura desde la década de 1920. Además de calentar los invernaderos, unas 20 empresas islandesas secan entre 2 000 y 4 000 toneladas de pescado cada año, mientras que una industria emergente para el secado geotérmico de alimentos para animales de compañía produce anualmente 500 toneladas de piensos.

Los chiles (guindillas) y el ajo son muy populares en Tailandia, donde la población los come tanto frescos como secos. En un proyecto en este país asiático, se utiliza el calor residual de una planta de energía geotérmica para desecar estos importantes productos alimentarios en compartimentos que pueden contener 450 kg de chiles o 220 kg de ajo a la vez. Las temperaturas del aire que se requieren son 70°C para los chiles y 50°C para el ajo. La energía total consumida es sólo 13,3 megajulios (MJ) por kilogramo de agua evaporada de los chiles, y 1,5 MJ/kg de agua para el ajo. Este tipo de secadora tiene costes de funcionamiento relativamente bajos y se puede utilizar en cualquier condición meteorológica.

Desafíos

Los costos iniciales siguen siendo el principal obstáculo para que los países en desarrollo exploren el uso de energía geotérmica a una escala mayor, lo que hace aún más necesario que los gobiernos asuman un papel de liderazgo en la atracción de inversiones y la creación de entornos normativos de apoyo al sector, según la FAO.

«Se puede invertir en pruebas sobre el terreno y no encontrar ninguna fuente de calor económicamente viable», señala da Silva, añadiendo que incluso en los casos de éxito, la venta de energía a bajo costo puede resultar problemática cuando hay que amortizar los costos iniciales.

No obstante, varios proyectos esbozados en el informe de la FAO muestran que estos obstáculos no son insuperables y vale la pena estudiar invertir en el esfuerzo más amplio de lograr una agricultura más sostenible. De hecho, «el informe de la FAO también muestra que existen oportunidades de uso directo que no requieren un alto coste de exploración y explotación», según Njie.