La compañía pública Adaro exploró sin éxito en Lanzarote la búsqueda de recursos geotérmicos en los años 70

La concesión del permiso ha coincidido con la erupción y cese de un volcán en la vecina isla de La Palma

Simulación del área de la isla de Gran Canaria sobre la que la compañía Repsol ha conseguido permiso para explorar recursos geotérmicos

Inmaculada G. Mardones.– Al tiempo que el volcán de La Palma iniciaba el cese de excretar cenizas y lava a 700º C de temperatura de las profundidades de la isla de La Palma, la compañía española Repsol que ocupa el puesto 40 del mundo en exploración y distribución de hidrocarburos negociaba con el gobierno del archipiélago canario la incursión en el sector de la geotermia mediante una solicitud de exploración en la vecina isla de Gran Canaria.

Una filtración a medios locales del grupo Prensa Ibérica anticipaba la noticia de la concesión del permiso otorgado el pasado 26 de noviembre, pero reservada hasta su publicación en el Boletín Oficial del Estado del 22 de diciembre, día de la lotería nacional en España.

La irrupción de la segunda empresa española por facturación, tras Mercadona, y abanderada del sector de hidrocarburos sorprendía al sector al tratarse de una abanderada de los combustibles fósiles, actividad en contraposición a las políticas energéticas emergentes que apuestan por la descarbonización.

La concesión «Lisa» se otorga por un periodo de un año, prorrogable como máximo por otro año adicional sobre 1.386 cuadrículas que comprende una superficie de 466 km2 en terrenos de siete términos municipales de la isla: La Aldea de San Nicolás, Tejeda, Mogán, San Bartolomé de Tirajana, Santa Lucía de Tirajana, Agüimes e Ingenio. Un corredor que atraviesa Gran Canaria de Oeste a Este entre la longitud 15º O y la latitud 27º N en el centro sur de la isla.

Margarita de Gregorio

La concesión a Repsol ha caído como regalo de Reyes en Geoplat, la plataforma que agrupa a los grupos de interés vinculados a la geotermia en España. Para la ingeniera agrónoma Margarita de Gregorio, gerente de Geoplat, la plataforma que agrupa a empresas e instituciones vinculados a la geotermia y directora de la división geotérmica en APPA (Asociación de Empresas de Energías Renovables) supone un hito muy positivo. «Estamos convencidos de que en esta década lograremos desarrollar plantas de generación de energía en Canarias y, sin duda, las grandes utilities cuentan con las capacidades para poder hacerlo».

En la última década y tras los convenios internacionales por descarbonizar la actividad industrial en el mundo para reducir las emisiones que activan el cambio climático, la compañías líderes vinculadas a los hidrocarburos han girado hacia las energías renovables. Repsol no podía ser menos.

Como señala la propia Repsol, en este momento es una empresa que «proporciona la más completa oferta de soluciones energéticas sostenibles para el hogar, para la movilidad y para el sector industrial. Es un operador en la generación de energía renovable, lidera el suministro de combustibles de baja huella de carbono y está desplegando numerosos proyectos en torno a toda la cadena de valor del hidrógeno renovable. Para completar la oferta multienergía, la compañía estudia la viabilidad del desarrollo de la energía geotérmica en las Islas Canarias. El potencial geotérmico de algunas islas podría ser suficiente para instalar plantas que abastecerían de electricidad a una proporción relevante de la población, procurando al archipiélago una fuente de energía libre de emisiones, además de mayor independencia energética de la que ahora posee. Por ese motivo, Repsol está interesado en llevar a cabo evaluaciones de ese potencial geotérmico en Gran Canaria».

La concesión no contempla la perforación de pozos exploratorios. Los trabajos en esta fase «comprenden, entre otros, el análisis de elementos estructurales y geoquímicos a partir de mapas e imágenes satelitales y aéreas o toma de muestras superficiales; se realizará una integración de todos los datos en sistemas tridimensionales para realizar la evaluación tecno-económica del potencial recurso geotérmico».

Pese a la ocurrencia de volcanes activos como los de la isla de La Palma, la exhibición de eventos turísticos sobre fenómenos de emanaciones térmicas como en el caso de Lanzarote, los recursos geotérmicos económicamente viables no son fáciles de explorar y menos de explotar.

En la década de los setenta cuando se efectuaron numerosas exploraciones en toda España, incluidas los archipiélagos, se llevó a cabo una perforación de casi 3.000 metros de profundidad en Lanzarote sin dar con el recurso térmico; ni agua, ni roca caliente. Y para que una perforación – la parte más intensa en capital de la geotermia profunda- sea exitosa tiene que localizarse un yacimiento con agua a elevada temperatura o roca caliente a la que se le pueden provocar fisuras e inyectar agua desde la superficie para que se caliente en su recorrido y el vapor resultante pueda movilizar una turbina en el circuito de ida y vuelta, según los expertos.

Sin roca o fluido de agua a elevadas temperaturas, no es viable la geotermia profunda. Y no resulta fácil dar con ellas a pesar del enorme desarrollo de las tecnologías de descripción del subsuelo hoy disponibles.

Por esa razón, antes de proceder a «pinchar» la tierra se suele recopilar toda la información archivada, tarea que bien pude durar un año, periodo durante el cual Repsol adquirirá el suficiente conocimiento para decidir si da o no el siguiente paso.

En la mente de la compañía y expertos geólogos de Canarias figura la experiencia de las islas Azores , unos cuantos grados más al oeste en el Atlántico, donde el 20% de la demanda de electricidad está cubierta por plantas geotérmicas en proceso de ampliación. Más información

Repsol calcula, según fuentes de la compañía, que de localizarse un yacimiento térmico viable en Gran Canaria podría construirse una planta geotérmica de unos 10 MW capaz de producir anualmente la energía que demandan unas 23.000 viviendas y evitaría la emisión de unas 57.000 toneladas de CO2 cada año.

El viraje de Repsol fuera de su negocio tradicional se produjo en el marco de la nueva estrategia 2018-2020, al anunciar que invertiría alrededor de 2.500 millones de euros en proyectos energéticos de bajas emisiones de CO2 y nuevas oportunidades de negocio a largo plazo, como la compra de activos de generación (Viesgo en 2018), el propósito (2019) de alcanzar la neutralidad en carbón para 2050 y la transformación de los complejos industriales en polos multienergéticos descarbonizados que utilizan hidrógeno renovable, economía circular, tecnologías de captura, uso y almacenamiento de CO2 en el Plan Estratégico 2021-2025 . En la imagen de apertura, Josu Jon Imaz, Consejero Delegado de Repsol

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