Se climatiza por geotermia
La futura sede central del BBVA se climatiza por geotermia

El reciente desarrollo de la geotermia en España (2004 – 2014 – ….)

Javier F. Urchueguía

La geotermia es ya un concepto relativamente conocido entre al menos un sector especializado de quienes se dedican a las energías, y, en particular, a las renovables. Hace diez años, no era así, y existía la idea general de que esta forma de energía es algo ajeno a nosotros y vinculado exclusivamente a remotas zonas volcánicas.

Desde aquellas fechas han cambiado muchas cosas. La geotermia somera, ligada a la climatización y a las bombas de calor, ha tenido implantación en numerosas zonas de nuestro país impulsada por una conjunción de elementos tecnológicos, normativos y de concienciación. Sin ser todavía una tecnología ampliamente extendida (comparemos los 150 MW térmicos que se estima hay instalados en España con los aproximadamente 15 000 MW térmicos en el conjunto de Europa) la geotermia somera ha podido alcanzar un cierto umbral de aceptación y masa crítica  en cuanto a empresas, experiencia y desarrollo que permite afirmar que ha venido para quedarse. Si bien es cierto que, ligada fundamentalmente a la obra nueva, el desarrollo de este tipo de geotermia está sufriendo con fuerza la crisis de la construcción, hay que reconocer también que se han realizado esfuerzos importantes desde el sector, como botón de muestra el inminente lanzamiento de la norma técnica UNE que permitirá asegurar mayores cotas de calidad en futuras instalaciones y una mejor formación de los técnicos encargados de su desarrollo.

La geotermia profunda, por su parte, sigue siendo – en España – la gran esperanza incumplida entre quienes vemos la energía de la tierra como uno de los grandes recursos que nos pueden ayudar en la crisis energética que, antes o después, se nos vendrá encima. No es por falta de interés. No hace mucho pude leer en el informe anual que publica el European Geothermal Energy Council (EGEC) que existían en España no menos de 11 proyectos para la explotación de recursos geotérmicos profundos repartidos por toda nuestra geografía. Intensa ha sido también la labor de organizaciones y plataformas (donde cabe destacar la plataforma GEOPLAT, que ha constituido un verdadero catalizador del sector).  No obstante, a la hora de la verdad, estos proyectos siguen esperando que alguien de la orden de comenzar a perforar.

¿Por qué? En mi opinión, existen una serie de grandes obstáculos que crean todavía hoy una seria distorsión en el riesgo que conlleva la geotermia profunda. En primer lugar, nuestro subsuelo sigue ofreciendo muchas incógnitas y existe la necesidad de disponer de una caracterización mucho más precisa del mismo. Pero incluso cuando la geología apunta en la dirección correcta, existen problemas que tienen que ver con la política y la formación de mercados que dificultan toda previsión. En este sentido, es fundamental reconocer que en España la geotermia es una tecnología incipiente que requiere de incentivos diseñados específicamente para fomentar su exploración y su uso. Sin ellos no acabará de arrancar, pero basta con echar una mirada a los periódicos para darse cuenta de que el mercado energético no está precisamente para bromas.

En la actual crisis del modelo energético en España se habla de “renovables” como si todo fuera lo mismo. Sin embargo, la geotermia profunda (o de alta entalpía), ya sea para producir electricidad o calor o ambos, es diferente a las demás en al menos un aspecto crucial; cuando el recurso existe, este puede “gestionarse” de manera segura y previsible y, de hecho, las centrales geotérmicas existentes se cuentan entre las instalaciones energéticas con los mejores factores de utilización. Es ésta la razón de su rentabilidad: pueden funcionar a toda hora y no precisan la instalación de centrales de respaldo cuando falta el recurso (que en otras renovables son el sol o el viento).

Por todo ello, sería fundamental impulsar algunos proyectos iniciales que pudiesen constituirse en casos de éxito – quizá las ciudades inteligentes y los sistemas de distrito puedan suponer para ello una oportunidad. Por las razones expuestas, es para mí incuestionable que las Administraciones Públicas tienen que ofrecer un impulso importante en esta etapa.  Sólo así, ojalá, dentro de diez años, podamos contar una historia diferente…

Javier F. Urchueguía  es profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, presidente del European Geothermal Panel y fundador de Energesis Group Geotermia

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