Detalles del edificio con los tubos canadienses de entrada y salida del aire.
Inmaculada G. Mardones.- Para ser la nueva facultad de Químicas y Medio Ambiente de Toronto hacer honor a su nombre no suele ser habitual. Y que nadie se equivoque si confunde las tuberías plateadas que rodean el edificio con columnas de adorno. Son las salidas o entradas de aire de los llamados “tubos canadienses” un tipo de aprovechamiento de la geotermia a escasa profundidad.
Como muestran la infografía y gif animados, se trata de tuberías sumergidas dos metros bajo tierra por las que se hace fluir el aire exterior e interior, o a la inversa, para modular e intercambiar el frío del invierno o el calor veraniego con la temperatura templada del suelo y alcanzar condiciones de confort en las áreas de trabajo del edificio. Con este sistema tan aparentemente sencillo (funciona, por ejemplo, en el centro de visitantes del Parque Nacional de Guadarrama en la Comunidad de Madrid), se reduce la demanda del sistema de ventilación y climatización de los edificios a lo largo de todo el año, sobre todo en climas continentales como el de Guadarrama o Toronto, con temperaturas extremas en invierno y verano. Eficiencia energética.
Ni la universidad ni el equipo de arquitectos Diamond Schmitt que ha diseñado el edificio no ofrecen demasiados detalles de las instalación geotérmica propiamente dicha que dispone el edificio. Lo más que precisan es que los tubos canadienses emergen hacia un pasillo del sótano, escondidos detrás de la sala de máquinas, donde coinciden las sondas geotérmicas verticales situadas justo debajo del edificio.
El edificio está envuelto por una serie de aletas metálicas onduladas que hacen de sombrilla durante el verano.
En el interior los espacios para despachos, salas y laboratorios son flexibles y abiertos. Todos los equipos de investigación están anclados al suelo, pero los techos se han dejado sin terminar. Como curiosidad, en el ático se ha dispuesto un generador diesel de respaldo ya que Toronto no hace mucho (tormenta de hielo en 2013) sufrió caídas de tensión en la red eléctrica que puso en solfa delicadas instalaciones no preparadas para permanecer paradas ni un segundo. Un corte eléctrico de segundos puede arruinar proyectos de investigación delicados y carísimos y no se quiere arriesgar. En el peor escenario el generador podría suministrar energía para dos o tres días.
El generador diesel de respaldo. Imágenes de Jamie Bradburn / Torontoist
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