IRENA sugiere que la geotermia podría aportar hasta 283 GW para ayudar a reducir emisiones de CO2
Geotermiaonline.com. La descarbonización o la transición energética hacia un sistema basado en una menor combustión de energías fósiles requerirá fuertes inversiones en las fuentes energéticas renovables que las sustituyan, advierte el estudio Perspectivas de la transición global de la energía y el papel de las energías renovables, elaborado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA).
Este proceso requiere de una acción urgente a escala mundial, según el informe, ya que dos tercios de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero se atribuyen a la combustión de recursos fósiles. Cuanto antes se reduzcan esas emisiones antes podrán mitigarse los efectos del cambio climático.
Según el informe, las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía pueden reducirse en un 70% para 2050 y desaparecer completamente hacia 2060 con una perspectiva económica positiva neta. En el escenario del 66% y una reducción de 2° C, las energías renovables evitarían alrededor del 60% de las emisiones de CO2 hasta 2050 en el sector eléctrico. La fotovoltaica y la eólica, en particular, representan aproximadamente una quinta parte de la reducción total de emisiones de CO2 del sector eléctrico. Estas proyecciones se fundamentan en el reciente impulso público a estas fuentes energéticas y la reducción de costes, pero también a su carácter modular y plazos de instalación cortos.
El uso adicional de las energías hidroeléctrica, bioenergía, la geotérmica y solar térmica también contribuyen a la reducción de emisiones. Las centrales nucleares y las térmicas equipadas con tecnología CCS representan la cuarta parte restante de la reducción de emisiones en esos escenarios.
En su metodología, el informe parte de la existencia de 12 GW de potencia instalada en 2015 y proyecta que se vaya a incrementar entre 36 GW y 126 GW para 2030 y entre 63 GW y 283 GW para el año 2050.
Para poder cumplir los objetivos establecidos en el Acuerdo de París sobre cambio climático y mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 2 grados, tendría que reducirse un 85% en 35 años la intensidad de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) de la economía mundial. Esto significa reducir las emisiones de CO2 un 2,6% por año en promedio ó 0,6 gigatoneladas (Gt) anuales en términos absolutos.
Reducción potencial de emisiones de CO2 por tecnología en el escenario 2015-2050
Las emisiones de CO2 incluyen emisiones relacionadas con la energía (combustibles fósiles, residuos, combustión de gas) y de procesos industriales. Si se visualizaran sólo las emisiones de combustibles fósiles, las emisiones de CO2 en 2050 serían de 42 Gt y 10 Gt anuales en el Caso de Referencia y en el REmap, respectivamente.
Según la hoja de ruta global de IRENA para la transición energética, la demanda de energía para 2050 podría ser aproximadamente la misma que en 2015, gracias a las importantes mejoras en la eficiencia energética. Sin embargo, el mix de fuentes energéticas cambiará sustancialmente y la participación de energías renovables en el suministro total de energía primaria alcanzará dos tercios en 2050.
Para que esto suceda, la tasa de crecimiento de las energías renovables – ya considerable- debe duplicarse. Las energías renovables representan actualmente cerca de una quinta parte del suministro energético mundial total y representaron más de la mitad del incremento de capacidad global sobre el periodo 2012-2016.
Las energías renovables ya son rentables en muchas escenarios, con unos costes tecnológicos en continuo descenso que favorece su implantación. Según Irena, los gobiernos deben crear un marco político propicio para impulsar la aceleración de la transición, incluida la estabilidad a largo plazo de las inversiones privadas en energías renovables.
Irena sostiene que deben abandonarse los subsidios que sustentan el envejecimiento de las industrias de la energía convencional con el fin de equilibrar el terreno de juego. El acceso a la energía moderna, la competencia leal y el desarrollo sostenible deben apoyar la formulación de políticas energéticas.
Más información sobre el informe REmap de Irena y Ruta