El Comité de Expertos otorga un protagonismo clave a los intercambiadores de calor geotérmicos en la transición energética española

Inmaculada G. Mardones.- El informe de la Comisión de Expertos encargados de elaborar una propuesta de transición energética española para el cumplimiento de los acuerdos de París sobre cambio climático, atribuye un papel protagonista a la tecnología de las bombas de calor para la descarbonización energética de los edificios.

«Para cumplir con el objetivo de penetración del 27% de energías renovables sobre la demanda energética final en 2030, no basta con la mayor introducción de estas tecnologías en el sector eléctrico», señala el informe. «Es imprescindible un esfuerzo de reducción de la demanda final de energía y, también, una mayor participación de las energías renovables en los consumos no eléctricos. En el mismo sentido actuaría también la reconversión energética del parque de viviendas existente en el que, además de medidas basadas en el ahorro energético, se espera un peso creciente del uso de la electricidad en los equipos consumidores y una mayor participación de las energías renovables térmicas. De particular relevancia será «el papel que puedan jugar las bombas de calor como tecnología para la descarbonización energética de los edificios».

Redes de calor

«La descarbonización del sector de la edificación debe provenir de la reducción del consumo y de la progresiva electrificación, de la mano del autoconsumo eléctrico y de la introducción de renovables eléctricas a nivel centralizado», añade el informe. «Además, una parte importante del consumo final no eléctrico debería ser suministrado por fuentes renovables térmicas in situ. En este sentido, la promoción de sistemas centralizados de redes de calor de alto rendimiento facilitaría este proceso»

En el Informe  y su Resumen Ejecutivo, el «comité de sabios« propone  la prolongación de la vida útil de las centrales nucleares operativas a 50 años, el final de la generación de energía térmica con el uso del carbón en 2030 y la subida del 28% del precio del gasóleo, actualmente muy subvencionado al que se gravaría con nuevos impuestos por sus emisiones contaminantes (quien contamina, paga); se elevaría el consumo del gas hasta 2050 como energía de respaldo de las energías renovables que para 2030 representarían un 62% de la generación con un 20% para la eólica (31.000MW), fotovoltaica (27% o 47.150 MW),  hidráulica (10% de la renovable), un 1%  termosolar y un 4% restante de otras fuentes renovables.

Recomienda la creación de un bono social energético financiado vía presupuestos que extienda la protección del corte de luz  a todos los consumidores vulnerables, ya que actualmente solo están contemplados los más severos. «Siempre que se haga de forma que se prevengan comportamientos oportunistas», señala el informe.

La Asociación de Empresas de Energçias Renovables (APPA) considera «necesario que los escenarios contemplados por el Ministerio sean consecuentes con los objetivos que se están debatiendo en la Unión Europea: entre el 27% y el 35% de la energía. Llama la atención que algunos de los escenarios presentados por la Comisión no tengan esos objetivos como mínimo y, sin embargo, se planteen escenarios alejados de nuestras posibilidades como la instalación de 124.500 MW de renovables, más acordes con un ejercicio teórico que un planteamiento factible».

Autoconsumo

Para APPA la reforma fiscal propuesta en el informe «es un paso positivo y necesario para mandar una señal clara de precios al sector energético». Su presidente, José Miguel Villarig estima que  “si la Transición Energética es un objetivo real, es importante mandar una señal de precios clara al mercado. Llevamos muchas décadas en las que la contaminación no se ha internalizado en el coste energético”, ha comentado Villarig. “Las renovables poseen costes y beneficios que no debemos disociar, de igual manera que se produce un importante ahorro en el mercado mayorista y se refleja en el sistema, los costes deben también imputarse en el mismo sistema”.

En sus escenarios, el autoconsumo y la generación distribuida tienen una gran importancia en la futura Transición Energética, así como las renovables térmicas (como biomasa, biogás o geotérmica) que serán fundamentales para alcanzar los objetivos en los sectores difusos, recalca APPA. En el caso de la eólica, el escenario base «parece poco ambicioso dada la capacidad industrial y el potencial exportador de nuestro país. La fotovoltaica crece por encima del desarrollo de los últimos años. Se obvia la capacidad de respaldo de  la biomasa y se reconoce la «positiva contribución de los biocarburantes aunque las propuestas para 2030 no sean compatibles con las normativas europeas actuales ni futuras». Más información: APPA